sábado, 14 de diciembre de 2013

lunes, 17 de noviembre de 2008

Estimada Catalunya,



pasé en tu regazo la mayor parte de mi vida e hiciste de mí alguien racional, tolerante y abierto. Hace ya nueve años que me fuí y te sigo recordando con cariño; y también con algo de pena. Me gustaría volver a vivir en la ciudad que me vió crecer. Barcelona, tan bella...

Pienso que hice bien en marcharme, pues si estuviera allí, sería de una minoría molesta que no está de acuerdo con el catalanismo dominante. Estaría participando del incipiente movimiento promovido por intelectuales, partidos y asociaciones.

Yo no tengo ningún problema con el catalán ni con los catalanes (de hecho yo soy medio catalán), ya que crecí allí y lo hablo y escribo con soltura.

Los gobernantes reflejan lo que desea la mayoría: marginar a los castellanoparlantes, no, mejor, convertirlos en catalanoparlantes por decreto. Eso es también un buen ciudadano (tipo Montilla o Carod) que siendo de fuera se vuelve el más catalanista. ¿Busqueda de aprobación?¿Necesidad?

Hay muchas personas que, siendo de fuera o catalanes, prefieren educarse en castellano e inglés por ser idiomas importantes a nivel mundial. ¿Es eso ser anticatalán, facha o algo así?¿Es obligatorio ser un cruzado de la causa nacionalista?¿Es inferior un "castellà" que un catalán?

Cataluña está en el mundo mundial. Los tiempos de las culturas provincianas han pasado.

Si yo fuera un empresario extranjero, ¿Sería una comodidad para mí tener que usar el catalán?

Lo que arriba decía de la pena es por haber pasado Cataluña en unos diez años de la dictadura del castellano a la del catalán.

No me gustan las dictaduras...

Por cierto, vivo en Alicante (cuando lo escribí residía en Madrid) y me siento como en casa.